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Llegada la Guerra Civil, una vez que se produce el alzamiento, Vicente es detenido y llevado a prisión, pasando a engrosar la lista de posibles fusilados por los falangistas del pueblo que cada madrugada hacían una saca de presos para pasearlos por las cunetas y puentes del entorno. Lugares donde terminaron sus días muchos de los antiguos compañeros de Vicente, la represión en Alcuéscar fue brutal como ha puesto de relieve unánimemente la historiografía especializada en este tema. Una tragedia para la familia de Vicente, cuya madre Petra y su única hermana Francisca, acudían cada mañana para interesarse si habían fusilado a su hijo y hermano. Pasado un tiempo en que cesan los fusilamientos indiscriminados, Vicente es ingresado en el Penal de San Pedro de Cardeña en Burgos, donde pasa en torno a dos años de trabajos forzados en condiciones de extrema penosidad. Liberado de este campo de concentración, vuelve al pueblo y se inicia de nuevo en su trabajo de jornalero, se casa con María Meneses con la que compartiría el resto de su vida y viendo que se siente discriminado por los caciques locales debido a su historial político y presidiario, se inicia en el oficio de churrero, actividad que desempeñó, con especial esmero, durante muchos años hasta su jubilación. Tuvo tres hijos: Benito, Agustín y Miguel, siempre fue un hombre de ideales izquierdistas con un fino sentido del humor del que pudimos disfrutar aquellos que le conocimos. Esta forma de concebir el mundo le acompañó hasta su muerte en Alcuéscar en los inicios de la transición democrática. Fue de los españoles que respiraron fuerte y hondo y con felicidad el día que murió Franco en 1975, para él la pesadilla iniciada el fatídico 18 de Julio de 1936 había terminado.
Según señala el historiador y autor de este perfil biográfico, Fernando Jimenez Berrocal.
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