El canto de un ruiseñor en una noche española
despertó a un prisionero de guerra.
¿Quién canta y cuál es su intención?
Apreté mi cabeza contra los barrotes
¿Podría estar cantando a un compañero cercano,
o expresando su amor a las estrellas?
Cincuenta años han venido y se han marchado.
El autor no puede olvidar ese canto,
pese a estar lejano,
capturado por la belleza, que nunca molesta,
mientras saboreaba cada nota.
Olvidando las tristes galerías de la prisión,
no escuchando las voces de alerta de los guardias,
la fantasía me llevó lejos,
y con tan breve ocasión para soñar
elegí a mis seres queridos y mi hogar.
La canción acabó muy pronto.
Mi corazón agradeció al amigo invisible
por compartir su amor en una noche de luna
mientras otros dormían, esperando la luz.
Frank J. Blackman, prisionero Canadiense nacido en Edmonton(5-3-1913), hizó este poema en 1989. Inspirado en su internamiento en el campo de concentración de San Pedro de Cardeña en 1938-1939. Fue capturado,era el 1 de Abril de 1938. Llego a San Pedro el 8 de Abril junto con la expedición de 290 Internacionales desde Zaragoza. Más tarde a la prisión de Ondarreta en Marzo de 1939 y fue canjeado en el grupo de 31 Canadienses el 5 de Abril de 1939 a Francia.
Foto: Brigadista Canadiense MacPap
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