D. RIVAS PACHECO / El Correo deBurgos. En Burgos se destapó la primera fosa común de la Democracia. Fue en el año 1979 cuando la Transición daba sus primeros pasos. El escenario elegido se situó en Torresandino, y el papel protagonista lo interpretó Blas Bombín, alcalde del Partido Comunista Español, recién seleccionado por sus vecinos con una diferencia de ocho votos con el segundo candidato. El desenterramiento fue burdo, con una excavadora, pero la voluntad por destapar los asesinatos apremiaba. En los días siguientes este hecho levantó muchas críticas en Burgos, el gobernador civil citó a comparecer al alcalde, quien recibió una fuerte reprimenda aunque no se amedrentó.31 años después la técnica científica se aplica en la provincia para señalar los puntos donde yacen, según los cálculos de los historiadores, aproximadamente 130.000 personas, 700 sólo en la Ribera del Duero. Así lo hizo la Asociación para la recuperación de la Memoria Histórica de Burgos (ARMH) en las actuaciones de ayer en Villalba de Duero (cerca de Aranda), donde encontraron siete cuerpos. Aunque la exhumación seguirá también hoy, hasta poder fijar un número final de represaliados que podría aumentar de ocho a diez, una estimación un poco inferior a la prevista: 16 enterrados.
El equipo científico y de expertos pertenecen a la Sociedad de Ciencias Aranzadi, encabezados por Francisco Etxeberría Gabilondo, médico forense que ha trabajado en más de 200 fosas en España desde el año 2000. Pero recopilar y ordenar los relatos y las historias de los desaparecidos es un trabajo que realiza la Asociación. En este caso, cerca de la ciudad de la ribera, ellos descubrieron hace más o menos diez días, en el camino que lleva a un campo de aviación, una piedra sospechosa. Era demasiado grande, y estaba sola en el paraje. José Mª Rojas, miembro de la institución en la zona, apuntó que allí podían estar enterrados una decena de vecinos de Sotillo de la Ribera (también próximo a Aranda). La tragedia de estos hombres olvidados bajo tierra se remonta a los primeros zarpazos de la Guerra Civil, en agosto de 1936, cuando transportaron en camión hasta la zona a los condenados a muerte. Por suerte, Sixto Adrián, uno de ellos, consiguió escapar, aunque tuvo que vivir escondido durante los siete años siguientes.
Aunque en esa zona, muy cerca de la fosa anterior, también hay más desaparecidos. Exactamente en una finca particular de Ventosilla. Este nuevo escenario es un problema a la hora de remover el campo, porque se necesita un permiso del dueño. Su denegación es un escollo que puede ralentizar la recuperación de esos otros protagonistas de la Guerra Civil. José Ignacio Casado, director de la Asociación en Burgos, señaló que ya han comunicado a los propietarios que es muy probable que debajo de su hacienda haya cinco fosas, incluso invitaron a uno de los gerentes a que viese cómo trabajaron ayer, pero no apareció nadie. Como precedente, el portavoz cuenta que hace unas semanas soltaron como bulo que se iban a presentar en los terrenos para levantar los cadáveres, y la respuesta que se encontraron fue la presencia de la Guardia Civil para impedirles el acceso a la zona afectada. En la exhumación de ayer, Casado caminaba a tres metros de los terrenos privados, pero no podía pasar, porque la Ley de Memoria Histórica no establece ningún mecanismo de expropiación en este supuesto, y tampoco ningún juez se ha querido involucrar en el caso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario