Con la excusa de la presentación de un libro al general
Yagüe, el pasado
miercoles 14 de abril, se hizo un homenaje a la figura de este
genocida y de paso a la Falange. El general Juan
Yagüe es conocido como El Carnicero de
Badajoz por estar al frente de la matanza de 4.000 personas en la Plaza de toros de
BAdajoz.
El domingo 16 de agosto de 1936, Le
Populaire y Le
Temps, en primera plana, y Le
Figaro y
Paris-
Soir, en la página tres, anunciaron los sucesos de
Badajoz.
«LOS FASCISTAS ASESINAN A LA
POBLACION DE
BADAJOZ» era el título de Le
Populaire, que poseía la información del enviado de la Agencia
Havas, y en su comunicado se pueden leer cosas como éstas: «La sangre corre por las aceras. Los legionarios y los moros continúan ejecutando en masa», «Barrios enteros están en llamas y el número de víctimas, mujeres, niños y ancianos es innumerable. En los pueblos de los alrededores las tropas han pasado por las armas a todos los que eran fieles al Gobierno», «Están teniendo lugar ejecuciones en masa», «Los cadáveres cubren el suelo», «En la plaza del
Ayuntamiento yacen los partidarios del Gobierno que fueron ejecutados contra el muro de la catedral», «La sangre corre por las aceras. Por todas partes se encuentran charcos coagulados».
Jacques Berthet escribía para Le
Temps del 16 de agosto: «Se mata por las calles», «ejecuciones en masa», «imágenes de un horror sombrío», « numerosas ejecuciones han tenido lugar en el campo de don Juan». En Le Fígaro apareció la crónica detallada del enviado de la Agencia
Havas: « Los medios militares (rebeldes) estiman que varios centenares de
gubernamentales han sido fusilados. Alrededor de mil han sido hechos prisioneros. Las autoridades
insurgentes examinan actualmente sus casos ».
Le
Populaire del lunes 17 de agosto titulaba en primera plana: «Mil milicianos han sido fusilados en
Badajoz por los fascistas». Ese mismo lunes 17, Le
Temps publicaba una crónica de
Jacques Berthet, en la que éste daba detalles de la lucha y de la represión en
Badajoz: «En estos momentos -escribía el 15 de agosto a las 22,30- alrededor de mil doscientas personas han sido fusiladas (...) Hemos visto las aceras de la Comandancia Militar empapadas de sangre (...) Los arrestos y las ejecuciones en masa continúan en la Plaza de Toros.. Las calles de la ciudad están
acribilladas de balas, cubiertas de vidrios, de tejas y de cadáveres abandonados. Sólo en la calle de San Juan hay trescientos cuerpos (...)».
El teniente coronel
Yagüe, comandante en jefe de las tropas que operaban en el sector de
Badajoz, declaraba satisfecho al
representante de Le
Temps:
«Es una espléndida victoria. Antes de avanzar de nuevo, y ayudados por los falangistas, vamos a acabar de limpiar
Extremadura».
El día 17 escribía
Henri Danjou para
Paris Soir:
«Las fuerzas del Tercio hacían blanco sobre los cadáveres. Había varios centenares, a los cuales se empezaba ya a dar sepultura».
Le
Populaire publicaba, el martes 18, la siguiente noticia:
«El número de personas ejecutadas sobrepasa ya los mil quinientos».
La noticia procedía de la ciudad de Elvas, y decía así:
«Elvas, 17 de agosto. Durante toda la tarde de ayer y toda la mañana de hoy continúan las ejecuciones en masa en Badajoz. Se estima que el número de personas ejecutadas sobrepasa ya los mil quinientos. Entre las víctimas excepcionales figuran varios oficiales que defendieron la ciudad contra la entrada de los rebeldes: el coronel Cantero, el comandante Alonso, el capitán Almendro, el teniente Vega y un cierto número de suboficiales y soldados. Al mismo tiempo, y por decenas, han sido fusilados los civiles cerca de las arenas».
Ese mismo día 17, Jacques Berthet escribía para Le Temps del martes día 18:
«Los arrestos y las ejecuciones en masa continúan (...) Está prohibida la circulación después de las 21 horas».
Berthet también contaba que las mujeres hacían cola para indagar por el destino de sus padres, maridos y hermanos, y que los servicios municipales lavaban las numerosas manchas de sangre del asfalto.
Y el martes 18 de agosto publicaba François Mauriac, de la Academia francesa, en la primera plana de Le Figaro, su famoso artículo sobre Badajoz.
No quedaba ya la menor duda de que en Badajoz había ocurrido una matanza despiadada en dos turnos.
El caso de Mario Neves y del Diario de Lisboa merece renglón aparte.
Mario Neves, como su diario y su Gobierno, era favorable al alzamiento y el periódico estaba sometido a la censura del Gobierno portugués, que participaba activamente en la guerra civil española. El sábado 15 de agosto, Mario Neves escribía: «Escenas de horror y desolación en la ciudad conquistada por los rebeldes», «Acabo de presenciar un espectáculo de desolación y de espanto que no se apagará de mis ojos», «Junto a las paredes de la Comandancia Militar, la calle está salpicada de sangre», «En las arenas se ven algunos cadáveres», «En la nave central (de la catedral) dos cadáveres aguardan todavía la sepultura», «Le preguntamos (a Yagüe) si había muchos prisioneros. Nos responde que sí (...). -Y fusilamientos... decimos nosotros. Parece ser que ha habido dos mil...
El comandante (sic) Yagüe (...), sorprendido con la pregunta, declara:
-No deben ser tantos (...).
Estas notas redactadas nerviosamente (...) no conseguirán dar una pálida idea del espectáculo de desolación y de horror que han visto mis ojos (...).
Un gran silencio envuelve a toda la ciudad, que acaba de despertarse de una pesadilla tremenda».
El domingo 16 de agosto, Mario Neves publitaba otro artículo en el Diario de Lisboa:
«La justicia militar prosigue con inflexible rigor». «Desde ayer centenares de personas han perdido la vida en la capital extremeña. Y no ha habido tiempo para darles sepultura», «En este país se nota ahora una atmósfera de desconfianza», «Se afirmaba en Elvas, ayer, que la Plaza de Toros ha sido transformada ahora en prisión, y que están teniendo lugar numerosos fusilamientos», «Después de algunas dificultades, conseguimos entrar en la arena. Algunas decenas de presos aguardan que les den destino. Pero la plaza no tiene aspecto diferente del que observamos ayer, lo que nos hace suponer que el rumor no tiene fundamento», «En el patio próximo a las caballerías (del cuartel de la Bomba) se ven muchos cadáveres causados por la inflexible justicia militar», «Pasamos luego por el foso de la ciudad que está con montones de cadáveres: son los fusilados de esta mañana», «En las calles principales ya no se ven hoy, como se vieron ayer, a primeras horas de la mañana, cadáveres insepultos. Nos afirman varias personas que nos acompañan que los legionarios del Tercio v los marroquíes «regulares» encargados de ejecutar las decisiones militares deseaban conservar durante algunas horas los cadáveres en exposición, en tal o cual punto, para que el ejemplo produzca sus efectos».
Y Mario Neves, pese a ser un gran periodista, era favorable a los rebeldes, como favorable a los rebeldes era todo el Portugal oficial. Sin embargo, con lo que él nos dice ya podemos figurarnos que hubo una gran matanza -la del 14-15 de agosto-, aunque Neves no concede crédito a la matanza de la Plaza de Toros, pero nos dice que había decenas de prisioneros agrupados en espera de destino. Su destino será la ejecución en las arenas de la Plaza de Toros poco después, cuando Mario Neves no esté ya en Badajoz.
El fotógrafo francés René Bru fue detenido por haber filmado los cadáveres que yacían por las calles y los prisioneros que ingresaban en masa en la Plaza de Toros, y pasó varias semanas en la prisión de Sevilla. Luego, René Bru fue liberado y expulsado de la zona rebelde, pero sus películas y sus fotos se quedaron en poder de los rebeldes. ¿Dónde están ahora esos documentos, tan útiles para enseñar al mundo lo que fue la barbarie franquista?
John T. Whitaker y el corresponsal de la United Press comunicaron que las ejecuciones eran numerosísimas.
Por ultimo, el 30 de agosto apareció en el Chicago Tribune el famoso artículo de Jay Allen, que relataba en un estilo crudo y apasionado matanzas de Badajoz. Allen entró en la ciudad poco después de su caída, pero conocía bien Badajoz y hablaba castellano correctamente. Los alzados, sorprendidos por el eco de los artículos, se apresuraron a buscar a los responsables. Mario Neves tuvo que retractarse y negó la existencia de las matanzas que, pocos días antes, le habían llenado de «desolación y horror». La Agencia Havas afirmó que un corresponsal suyo, cuyo nombre guardaba en el anonimato para protegerle -era Marcel Dany- había visitado Badajoz, inmediatamente después de su caída. La United Press tuvo que hacer frente a un engorroso problema. El comunicado se había publicado con la firma de Reynolds Packard, y Packard fue molestado por las autoridades rebeldes. Packard negó haber enviado ningún escrito o comunicado sobre las matanzas de Badajoz, y negó también haber entrado en Badajoz cuando la ciudad fue tomada por Yagüe o cuando sucedieron las ejecuciones. La United Press negó oficialmente que Reynolds Packard hubiese escrito el comunicado, pero no desmintió nunca su contenido.
El comandante McNeill-Moss armó mucho ruido, en su día, buscando agencias y comunicados que testimoniaran de las matanzas de Badajoz. A él se encomiendan, entre otros, Brasillach y Bardéche para negar la autenticidad de los hechos. Para el estudio del personaje McNeill-Moss habrá que remitirse al historiador norteamericano Herbert Rutledge Southworth, que nos ha evitado la molestia de estudiarlo, haciéndolo él de un modo insuperable. McNeill-Moss había leído las tres crónicas principales de las matanzas: las de los periodistas franceses Jacques Berthet y Marcel Dany y la de Mario Neves. Como la del portugués, por sus gustos y la censura de su país, no coincide con la de los franceses -aunque coinciden en muchos puntos-, el comandante McNeill-Moss asegura que los franceses mentían.
En lo que se refiere al artículo que llevaba la firma de Reynolds Packard, y que fue divulgado por United Press, ya hemos dicho que la agencia y Packard negaron que éste se encontrara en Badajoz, pero la United Press no dijo nunca que el artículo fuese un embuste y defendió su contenido. Habría que saber quién lo escribió, ya que su contenido está respaldado por la prestigiosa agencia de noticias, y es difícil creer que la agencia divulgara noticias de tal importancia sin saber su procedencia. A pesar de todo esto, que sigue militando en favor de la existencia de las ejecuciones, está el artículo de Jay Allen; lo que ha escrito John T. Whitaker; lo que ha publicado Arthur Koestler, que estudió el asunto; la investigación que hizo Hugh Thomas, veintitrés años después, y la investigación que yo he hecho cuarenta años después.
Para terminar el asunto, quisiera señalar la opinión de Zugazagoitia, que sabía todo lo que había ocurrido por las confesiones de varios refugiados y del coronel Puigdengolas, pero que no puede creer que sea la obra del teniente coronel Yagüe. Zugazagoitia dice:
«A la rendición de los republicanos siguió una represalia colectiva de la que se hizo personalmente responsable, no sé bien con qué fundamento, al general Yagüe (entonces era sólo teniente coronel) (...) Dudo mucho, conociendo la posición política de Yagüe, que le alcance responsabilidad en semejante carnicería humana. Ella pudo haber sido la obra de la exclusiva iniciativa de algunos jefes de la guardia civil que, derrotados por los republicanos y perdonadas sus vidas, se dedicaron a madurar un odio monstruoso que había de fructificar en las matanzas del coso taurino (...) Y Yagüe, de quien yo no sospecho culpa, debería ayudar al esclarecimiento de un crimen que se encarnizó con hombres que, año tras año, nos habían dado a todos el trigo para nuestro pan».
Pero el teniente coronel -y más tarde general- Yagüe ha respondido personalmente ante la Historia por lo menos dos veces de la gran responsabilidad que le incumbe. La primera, ya lo hemos visto, fue cuando Mario Neves le preguntó si había habido dos mil ejecuciones y dijo que no creía que fueran tantas. La segunda fue cuando el periodista John T. Whitaker, alarmado por lo que le contaba su colega y amigo Jay Allen, se presentó ante Yagüe y le preguntó si era verdad que habían sido asesinados varios miles de personas. Y el teniente coronel Yagüe respondió sonriendo:
«Naturalmente que los hemos matado. ¿Qué suponía usted? ¿Iba a llevar 4.000 prisioneros rojos con mi columna, teniendo que avanzar contra reloj? ¿0 iba a dejarlos en mi retaguardia para que Badajoz fuera rojo otra vez?».
El ayuntamiento de Burgos, el pasado día 14 de abril, cedió la sala Polisón del teatro principal para presentar el libro sobre Yagüe. No pudieron escojer mejor fecha para este evento. Una provocación y toda una apología de los crímenes contra la humanidad. Este falangista y militar al servicio de los golpistas fue responsable directo de la matanza de Badajoz. La charla fue grabada en vídeo y se dará buena cuenta de la misma. Porque lo que allí se dijo no tiene desperdicio.
El año pasado, el día 27 de Junio, a las 12,30 horas se realizó una misa en la Iglesia Parroquial de San Leonardo Abad oficiada por el Abad de San Pedro de Cardeña y varios sacerdotes, dentro de una serie de homenajes a Yagüe en su localidad natal.