martes, 15 de abril de 2014

Justicia para la memoria perdida de Valdenoceda

El 12 de abril en Valdenoceda se entregaron 11 cuerpo a familias de republicanos represaliados en uno de los presidios más siniestros del Franquismo. 


Valdenoceda es una pequeña población burgalesa junto al puerto de la Mazorra. Situada en la comarca de la Merindades y perteneciente al Partido Judicial de Villarcayo, este pequeño pueblo atravesado por el Ebro fue escenario de uno de los episodios más terribles de la represión franquista.
Burgos, controlada tempranamente por las tropas sublevadas contra la República, fue una de las provincias que más dura represión vivió entre 1936 y 1943. En Valdenoceda, a partir de 1938, una antigua fábrica de sedas fue reconvertida en una prisión donde se fueron hacinando presos. Los testimonios recogidos y las memorias de la prisión de Valdenoceda convierten a este penal en uno de los más inhumanos de la dictadura franquista. Según los datos unos 3.000 presos llenaron la prisión durante los años de su existencia, llegando a tener 1.600 recluidos en algunos momentos, cuando la capacidad del espacio era de 300. De los presos que pasaron por Valdenoceda 152 murieron y fueron enterrados en un terrenos que Instituciones Penitenciarias tenía en el cementerio de la localidad.

El terrible penal de Valdenoceda

El penal de Valdenoceda pasa a la historia de la represión franquista como uno de los más terribles. Por testimonios de vecinos del pueblo la gran mayoría de los presos que fallecieron entre sus muros lo hicieron de hambre. Las enfermedades se propagaban también entre los presos. Si algo recuerdan los presos como terrible eran las chinches que les atacaban cada noche.
La situación de los reclusos quedó perfectamente reflejada gracias a los dibujos del pintor y dibujante socialista José Robledano, que estuvo preso en Valdenoceda. Según los testimonios las torturas y los castigos eran constantes. Por debajo de la prisión pasaba el río cuya agua utilizó la fábrica para mover las máquinas. Una vez que se constituyó en prisión, las zonas inferiores del edificio se utilizaban como celdas de castigo. Cuando el agua subía el preso quedaba cubierto hasta la cintura o el cuello. Así los tenían durante horas por “delitos” como no cantar el Cara al Sol o no formar bien la fila. El hambre y las enfermedades diezmaban una población penitenciaria que sufrían las consecuencias de la victoria del fascismo.
Los propios presos preparaban los ataudes de los fallecidos con madera y los portaban hasta los lugares asignados por Instituciones Penitenciarias (al principio se utilizó parte del cementerio municipal del pueblo, pero ante el inminente desbordamiento Instituciones Penitenciarias se hizo con un solar bajo el propio cementerio que, una vez cerrada la cárcel, fue utilizado a finales de las década de 1970 inicios de la de 1980 como cementerio del pueblo también). El preso era enterrado con las pocas pertenencias que tenía y a un metro de profundidad. En 1943 la cárcel fue cerrada pero ya se había convertido en uno de los centros de exterminio franquista más tristemente recordados.

La Agrupación de Familiares Represaliados en Valdenoceda

Si por algo se distinguió el franquismo, junto a ser una maquinaria represiva, fue por el terror que impuso a una sociedad que la condenó al silencio. Es por ello que muchas de las cosas que sucedieron en lugares como Valdenoceda no se recuerden en las generaciones siguientes.

Aun así desde hace algunos años diversos familiares de las víctimas han venido trabajando para la recuperación de los cadáveres y la entrega a sus familiares. El iniciador de todo fue José María González, cuyo abuelo había fallecido en la prisión de Valdenoceda. En 1996 realizó su primera visita a Valdenoceda. Y en el año 2000, a raíz del artículo que Emilio Silva publicó sobre la exhumación de la fosa de Priaranza del Bierzo y el caso de Pinochet, comenzó a mover, con la ayuda de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), el caso de la represión en Valdenoceda. Recopiló la lista de los 152 fallecidos y comenzó a localizar a los familiares de los mismos. En 2003 hicieron el primer homenaje a las víctimas y el año 2005 se constituyeron como Agrupación de Familiares. No sin dificultad consiguieron una subvención que les permitió proceder a la exhumación de la fosa del cementerio, donde lograron rescatar a 116 cadáveres. Fue una tarea complicada porque mucho de los cuerpos estaba bajo otros cadáveres que no tenían que ver con la represión. Además que la construcción posterior de un panteón hizo desaparecer a 3 o 4 cuerpos.
José María González hace notar las dificultades que han encontrado con el gobierno del PP. En 2011 se les concedió otra subvención para hacer el traslado de las sepulturas actuales a la zona libre de restos. Para hacer tal cambio necesitaban el permiso de las familias. Mientras iban recogiendo esos permisos se les acabó el plazo para hacer el cambio. Y casi al mismo tiempo se produjo la victoria del PP en las elecciones. Cuando fueron a justificar la subvención alegaron que el proyecto estaba en vías de ejecución. Pero el gobierno les obligó a devolver la subvención de 58.000 euros y a pagar un recargo de 4000 euros que consiguieron gracias a la solidaridad de diversas personal y colectivos.

Homenaje y entrega de cuerpos el 12 de abril

El pasado 12 de abril tuvo lugar un acto homenaje y entrega de cuerpos en el cementerio de Valdenoceda. Antes del acto se desarrolló una charla realizada por el antropólogo Luis Ríos, que explico el proceso que se ha llevado para la identificación de los cuerpos exhumados en Valdenoceda.
Después en un acto multitudinario en el cementerio se realizó un acto presentado por Rosalía Santolaría, periodista de la Cadena SER de Burgos. En el mismo acto intervinieron José María González, de la Agrupación de Familiares de Valdenoceda, Nora Morales de Cortiñas, fundadora de las Madres de la Plaza de Mayo argentinas que se desplazó a este pequeño pueblo de Burgos y Emilio Silva, presidente de la ARMH, entre otros.
En el acto se hizo la entrega de 11 cuerpos identificados a sus familiares, de los cuales se recogieron 8 ante la imposibilidad de algunos de los familiares para poder asistir al acto. En total han sido 23 los cuerpos identificados, si bien se ha localizado en este tiempo a 11 familias. A esto se viene a unir los cadáveres identificados con anterioridad.
Una vez terminado el acto del cementerio, con la canción Huesos de Pedro Guerra, hubo una visita al penal de Valdenoceda. La antigua prisión hoy muestra un estado deteriorado y a algunas se sus dependencias no se puede acceder por peligro de derrumbamiento. Aun así conserva toda la fisionomía de un lugar donde se vivieron momentos terribles en la historia del franquismo. Alguno de los integrantes de la Agrupación explicaban lo que sucedió en el lugar. Un sitio como la prisión de Valdenoceda podría ser rehabilitado para poder hacer un centro de interpretación y un museo de la memoria de la represión. Sin embargo, algo que en Europa esta tan extendido, no cuenta con ningún apoyo institucional en España, lo que hace que esos lugares de la memoria se vayan perdiendo poco a poco. Mientras numerosos lugares del país sigue luciendo simbología franquista o muchas calles siguen manteniendo el nombre de golpistas y criminales de guerra. Entre los familiares hay una cosa clara. Quieren Verdad, Justicia y Reparación para los suyos.

Fuente:

Es historiador y miembro del colectivo editor de DIAGONAL 
 
Fotos: 
Itziar Egaña y Miguel A. Jiménez